“Juliogong” nos plantea la cuestión: “Me siento muy exigente conmigo mismo. Siempre estoy con “debería”, y me cansa.
Respuesta: La exigencia viene de nuestro “padre” interno (ved la página de Análisis Transaccional). Y este padre interno tiene mucho que ver con esas frases recibidas de nuestros padres y figuras de autoridad que están sin digerir, pero que llevamos a cabo sin cuestionamiento de ningún tipo. Por ejemplo frases como “los niños no lloran”, o “los demás primero” hacen que muchas veces nos veamos metidos en situaciones en las que, como hombre, estoy deseando llorar, y es lo que mi cuerpo y mi alma me pide; sin embargo, no me lo permito por este tipo de frases internas.
Lo interesante es ver qué frases son las que tengo tragadas, e ir digiriéndolas poco a poco, y en cada momento en el que se presenten. Lo primero es verlas, y suelen mostrarse cuando hay un “debería”. Y luego cuestionarlas. Por ejemplo, ir razonando si en este momento es sensato hacer caso a “los demás primero” cuando me veo en el médico preguntándole cómo está, cuando soy yo la paciente; o cuando mi novia me deja y se me ha roto el friegaplatos y siento ganas de llorar, poner en cuestión la frase “los hombres no lloran”. Quizá en algún momento sea efectiva, pero sólo lo sabremos al vivir y experimentar cada momento.