«Sustancia» nos plantea la cuestión: «Vivo con mi marido y mi hijo, y siento que me cargo con todo. Me gustaría que mi marido colaborara más».
Respuesta: Pues déjale que colabore más. Es sencillo. Las mujeres tendemos a acaparar tareas, muchas veces porque no nos gusta cómo las hace el otro. Pero eso tiene un precio: nos sobrecargamos. Otra causa es nuestra sobreprotección: “pobrecito, que acaba de llegar del trabajo”. Cuando, quizá, nosotras también trabajamos.
Así que puedes empezar por pensar en qué quieres que él colabore. Estúdialo bien. Has de proponerlo poco a poco, de tarea en tarea. Empieza por algo que a ti te alivie realmente, y que sea fácil para él. Y se lo planteas. Si realmente hay un desequilibrio de reparto de tareas, él lo entenderá perfectamente. Busca un momento adecuado para plantearlo: que estéis los dos en el adulto, a poder ser; que no estéis cansados, ni ocupados con otra cosa,… y le pides hablar con él. Un buen momento puede ser el fin de semana, donde hay más tiempo para hablarlo, y para practicar el cambio.
Luego te atienes a las consecuencias: que él lo va a hacer a su manera, no a la tuya. Aquí te invito a desarrollar la paciencia. No le digas cuándo lo hace mal, sino cómo podría mejorar, y, sobre todo, refuérzale cuando lo hace bien. Eso nos gusta a todos. Cuando ya esté establecida esa nueva tarea, puedes pasar a la siguiente. Y observa tu tendencia a hacerlo tú de nuevo; evítalo en lo posible, salvo honrosas excepciones.
Aunque quizá os cueste al principio, el equilibrio en el dar y recibir gusta a todos. Luego estaréis más cómodos los tres. Y te invito a que a tu hijo también le facilites el que colabore. Desde los dos años pueden participar, y es muy sano para su educación el que adquieran responsabilidades.